Un momento para respirar (29) Las huellas de la violencia

Palestinos desplazados inspeccionan los daños sufridos en la escuela de Yaffa tras un ataque aéreo israelí. HAITHAM IMAD / EFE

22 de abril

(…) Pero es otra cosa la que me tiene fascinado. Hace casi veinte años salió a la luz la llamada «Maleta mexicana». La maleta contenía más de 4.000 negativos de fotografías tomadas por Gerda Taro y Endre Friedmann (los nombres ocultos bajo el seudónimo conjunto Robert Capa) y David Seymour, Chim, otro de los fundadores de Magnum, durante la Guerra Civil española. Los negativos estuvieron desaparecidos durante varias décadas y no se recuperaron hasta la primera de este siglo. A finales de 1936 y principios de 1937 discurría muy cerca de nuestra actual casa uno de los frentes de lucha contra los rebeldes franquistas, el frente de Lekeitio, y Chim vino a fotografiarlo. Una de sus fotos muestra una misa de campaña delante de un caserío de nuestro barrio, bajo la ikurriña de la Compañía Txorierri.

¿Por qué se me pone la carne de gallina al leerlo y contemplar la imagen?

¿Porque sé que muchas de las personas fotografiadas murieron días después luchando contra el fascismo? Sí, pero hay algo más: en ese momento siento algo que he dicho muchas veces desde que publiqué Vibración: todo lugar está atravesado por la historia, es decir, cualquier suelo que pises guarda una memoria de violencias, y puede que nosotros la hayamos olvidado, pero hay una vibración –entendida en sentido metafórico, no esotérico–, un eco que perdura durante décadas. Es sabido que la barbarie y los sufrimientos del pasado dejan su huella en generaciones posteriores.

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