Un momento para respirar (28) El doctor Vargas y Míster Llosa

Fotografía de archivo, tomada en 2007, del escritor peruano Mario Vargas Llosa, en Madrid. EMILIO NARANJO/EFE

15 de abril

Ha muerto Vargas Llosa. Es uno de los autores que mejor ejemplifican la idea de que el escritor, mientras escribe, es más inteligente que la persona que es cuando no lo hace. Todos nos manejamos en el mundo con un juego de opiniones de relativa tosquedad. Cuando opinamos, solemos acudir a ideas ya hechas, repetidas, con frecuencia poco contrastadas, que hemos ido elaborando con el tiempo sin volver a pensarlas. Rara vez nos detenemos de verdad a poner a prueba nuestros argumentos. Vargas Llosa, en sus artículos de opinión, me daba la impresión de alguien que dejó de pensar hace mucho y se limita a repetir lo mismo sin tomarse la molestia de montar un discurso sólido. La simpleza frecuente del neoliberalismo de Vargas Llosa expresada una y otra vez en sus artículos, que solo se tienen en pie si estás previamente de acuerdo con él –como si no se dirigiese más que a correligionarios– parece incompatible con la complejidad de sus novelas –complejidad tanto moral como ideológica–, que se mueven en un mundo más sutil.

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