Un momento para respirar (17) El Estado no tiene corazón; nosotros sí

Perro en el campo: Roberto Andrade / UNSPLASH

Si fuese un anarquista del siglo pasado, de los que aún creían que los atentados individuales eran útiles en la lucha contra el Estado opresor, y solo pudiese atentar contra un miembro de este Estado, ¿contra quién atentaría, contra Donald Trump o contra Elon Musk?

Una discusión similar la tuvieron Emma Goldman y su pareja Alexander Berkman. Goldman defendía a Leon Czolgosz, un joven anarquista admirador suyo que mató al presidente McKinley. Apunto aquí el razonamiento de Berkman, quien, como anoté hace unos días, intentó asesinar a un magnate de la industria: «El auténtico despotismo de las instituciones republicanas yace mucho más hondo, es más insidioso porque reposa en el espejismo generalizado en el pueblo del autogobierno y la independencia. Esa es la fuente de la tiranía democrática y como tal una bala no puede alcanzarla. En el capitalismo moderno el auténtico enemigo del pueblo es la explotación económica más que la política. La política es solo su sirvienta».

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