Un momento para respirar (16) La veneración y la revolución

Caballo salvaje pastando. BOGDAN G / UNSPLAH

3 de enero
Amanecer violeta, rosado, amarillo, azul. Los amaneceres invernales son los más impresionantes aquí.
Las yeguas llevan ya cuatro o cinco días con nosotros. Por la noche las encierro en la parcela contigua. En cuanto me oyen salir por la mañana, la madre relincha como reclamándome que las deje en libertad. No sé por qué les gusta más la yerba de este lado que del otro, aunque allí está algo más alta. No creo que se aplique el famoso refrán a los caballos.
Hemos acabado la corrección de Una belleza terrible. Da igual cuántas veces corrijas, sigues encontrando frases que podrían estar mejor. Ya solo queda revisar las correcciones cuando las meta Lidia en el texto, y podremos dar por concluida la novela. Poco más de un año desde que empecé a investigar la historia de M. Un año preciso desde que se la conté a Edurne. Hemos trabajado como bestias y a la vez llenos de entusiasmo.
Días tranquilos. Leyendo la autobiografía de Emma Goldman. Cortar leña. Hacer trabajos fuera para los que no tendré tiempo a partir de finales de enero: podar, ordenar la casilla y poner más ganchos en sus paredes, recoger hojas, plantar ajos.

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